MAGNIFICAT
''Proclama mi alma la grandeza
del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios,
mi salvador;
porque ha mirado la humillación
de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas
las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho
obras grandes en mi:
Su nombre es santo y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel,su siervo,acordándose de la misericordia
-como lo había prometido
a nuestros padres-
en favor de Abrahan
y su descendencia
por siempre.''
(Lc 1, 46-55)
LO QUE NOS PIDAS...HAREMOS
LAS DEVOCIONES MARIANAS MAS DESTACADAS
g) La consagración a María
Un medio eficaz para vivir fielmente los
compromisos del Bautismo es la consagración
a María que puede hacerse de dos formas: considerando a María como Reina (consagración
de esclavitud mariana) o bien, como Madre
(de piedad filial mariana). A modo de ejemplo, señalamos las compuestas por:
San Luis María Grignon de Monfort
(Tratado de la Verdadera devoción a la Vírgen)
y, San Alfonso María de Ligorio
(Las glorias de María).
d) El Escapulario
de la Vírgen del Carmen
Llevar el Escapulario de la Vírgen
del Carmen o alguna otra Medalla
es señal de fe en su intercesión poderosa y símbolo de nuestra alianza con Ella.
El uso del Escapulario del Carmen
ha de ir acompañado de una disposición consciente y devota, a la par de unas prácticas de piedad marianas que pueden reducirse (si no se llegó a otras
más largas) a las tres Avesmarías
de la noche.
En la ceremonia de imposición,
el sacerdote recuerda que se debe recibir "impetrando a la Santísima Vírgen que, con su gracia,
(de Dios), lo lleves sin pecado,
te defienda de toda
adversidad y te conduzaca
a la vida eterna".
b) El Santo Rosario
Pocas devociones son tan gratas
a María comoel Santo Rosario, recomendada por
los Romanos Pontífices con tanta insistencia. Innumerables son
las gracias que han recibido los fieles a través de esta oración, ya sea recitada en común o personalmente.
Además, es conveniente recordar que, al igual que otras prácticas
de piedad, el Santo Rosario está favorecido con indulgencias:
parcial, si se reza
privadamente o plenaria
si se hace en familia.
f) El sábado, día de la Vírgen
El sábado es tradicionalmente en la Iglesia
el día de la semana que se dedica a la Vírgen,
y en él podemos manifestarle de modo
más intenso nuestro cariño, estando más pendientes de Ella
a través de jaculatorias, miradas
a las imágenes
(se le pueden poner flores frescas ese día
a sus imágenes), recitando las oraciones tradiconales como son el "Acordaos",
"Oh Señora mía", y especialmente la Salve.
h) Otras prácticas de piedad marianas
Las romerías o peregrinaciones a Santuarios o ermitas dedicados a la Vírgen.
El mes de mayo, está dedicado a honrar a María.
Su origen se remonta, en España, a San Alfonso X el sabio (siglo XIII).
En este tiempo los niños suelen ofrecer flores a María, los adultos acostumbran hacer
algún sacrificio diario, rezar el Rosario en familia, etc., y todos los fieles procurarán acercarse
al Sacramento de la Penitencia para reconciliarse con Dios y tener su alma limpia
como la de la Vírgen.
El mes de octubre está dedicado a rezar el Santo Rosario, costumbre que surge en siglo XIX
con ocasión de las apariciones de Nuestra Señora de Lourdes, y que el Papa León XIII
lo extendiende a toda la Iglesia. En particular, se ha de promover el rezo del Rosario en familia
pues, como enseña la Iglesia, la familia que reza unida permacene unida.
Las miradas a las imágenes de la Vírgen, que se encuentran en las habitaciones, calles,
iglesias (pequeña frase de amor en el interior de nuestra mente, con verdaderos votos
de fe y amor, confianza y cariño con nuestra Madre).
c) El Angelus
El Angelus es la repetición del encuentro
del Angel con Nuestra Madre, en el cual
le anunció su divina Maternidad.
Recitarlo todos los días a las doce
o a las seis de la tarde, con pausa
y atención, nos traerá la presencia
de la Señora y su agradecimiento
por su recuerdo.
Como es una práctica breve, que suele
tenerse en medio del trabajo
y las ocupaciones del día, conviene
recoger nuestro pensamiento
con intensidad, ponerlo en Nuestra Señora, recitarlo sin prisa y de memoria
y aprovechar para renovar
el ofrecimiento de nuestro trabajo
y de nuestro amor a la Vírgen.
ORIGENES DE LAS DEVOCIONES MARIANAS
A DONDE MANDES IREMOS . . .
MINISTERIO CATOLICO MISIONERO DE EVANGELIZACION
MINISTERIO CATÓLICO MISIONERO DE EVANGELIZACIÓN
PENSAMIENTOS MARIANOS
LO QUE NOS PIDAS HAREMOS
A A DONDE MANDES...IREMOS
SOS-SOPLO DE SANTIDAD
SOS-SOPLO DE SANTIDAD
LOS FRUTOS DE LA DEVOCION A MARIA
Los frutos de la devoción a la Santísima Vírgen
son los siguientes:
a) Quienes la honran obtienen una mayor benevolencia de parte de María.
Ella por su gran poder de intercesión, consigue mayores gracias de Dios para que vivan mejor
su vida cristiana, conduciéndolos hasta las cimas de la santidad. Ella es la Reina de los Santos.
b) A los pecadores, que junto con el deseo de enmendarse la honran y se ponen
bajo su protección, les alcanza la gracia de la conversión y no dejará de socorrerlos
y de conducirlos a Dios. Ella es Refugio de los pecadores.
c) A quienes la invocan confiada y perseverantemente, María puede alcanzarles
la gracia de la perseverancia final, don inestimable,como lo llama San Agustín.
Y, por eso, le pedimos en el Ave María:
"ruega por nosotros...en la hora de nuestra muerte".Ella es Auxilio de los moribundos.
d) Finalmente, si tenemos en cuenta que la devoción a María se deriva de la fe en la Encarnación redentora,
a mayor fe, mayor devoción y, en consecuencia, se confirman en la Iglesia
los fundamentos de la fe y se desvanecen las herejías. Santa María es Madre de la Iglesia.
e) Las Tres Aves Marías
No acostarnos nunca sin rezar
con devoción
tres veces el Avemaría, es costumbre que puede valernos para que nuestros últimos pensamientos vayan
hacia María que vela nuestro sueño y,
con su poder, puede alejarnos
al enemigo de nuestra alma
y de nuestro cuerpo.
Repetimos pausadamente
y con devoción las palabras
que fueron pronunciadas por
el Arcángel Gabriel y por Santa Isabel,
y por las palabras del "Santa María"
que le compuso,
con veneración la Iglesia.
Desde los primeros siglos de la Iglesia
comenzaron a surgir devociones marianas,
que el pueblo cristiano,
con su repetición en tan diversos países y circunstancias, fue plasmándolas en formas y costumbres que posteriormente la Iglesia
recogió en la Liturgia y aprobó en su Magisterio.
De ellas hay algunas que se limitan a grupos,
o países, o a determinadas épocas.
Otras son universales y se viven por todos aquellos
que quieren honrar a Nuestra Señora
como"se ha hecho siempre, por todos
y en todas partes"
(San Vicente de Lerins).
El fundamento de la devoción (en otras palabras
de la piedad) a María la encontramos en
los Evangelios mismos. Al leerlos atentamente,
uno se percata que la Virgen de Nazaret figura
todo a lo largo de ellos; aunque de forma velada
y distante. En cambio, en los momentos decisivos
y cruciales de la vida de su Hijo Jesús,
el Verbo de Dios, el papel de María está explícito
en los Evangelios.
Quienes reconocen la Biblia como un texto sagrado
y fundacional, le otorgan a María respeto y honra.
Por eso los cristianos católicos y ortodoxos no son
los únicos en honrar a la Madre de Jesús:
Es evidente que ese respeto hacia la Madre de Dios
toma fuerza y una amplitud particular en la Iglesia;
que después del alba de su fe en Cristo le ruega
a su Madre con las mismas palabras del Angel
Gabriel en las Escrituras: las del “Ave María”
conocida universalmente
y recitada por los cristianos de todo el mundo.
El rosario, el Magníficat, las grandes oraciones
de alabanza y los himnos como el Acatista son
las oraciones más antiguas del patrimonio universal
de la devoción mariana de la Iglesia.
La devoción a María está unida a la vida
espiritual de la Iglesia
Ese tesoro de piedad se expresa,
por otra parte, de múltiples formas
en la Iglesia universal: las novenas a María,
los objetos piadosos, (estatuas, imágenes y otros)
los periodos de la semana o
del calendario litúrgico, los lugares (capillas,
santuarios, basílicas o catedrales) dedicados
a la Virgen e incluso las consagraciones
en su honor propuestas por los diferentes
grupos espirituales que la han elegido como
modelo de vida a lo largo de la historia
de la cristiandad; muestran ampliamente
a qué punto la devoción a María está unida
a la vida espiritual de la Iglesia.
En el Concilio Vaticano II , el 21 de noviembre
de 1964, el Papa Paulo VI proclamó el magisterio
de María como “Madre de la Iglesia”,
reafirma la importancia de la devoción popular
confirmando la legitimidad de las imágenes
de Cristo, de la Virgen y de los santos, frente
a quienes tienden a eliminarlas de los santuarios.
Ya que la piedad y la devoción hacia la Virgen
no revelan sentimentalismo sino amor hacia Ella,
Madre y modelo, que conduce a los hombres,
sus hijos, a encontrar a Cristo.
La piedad filial hacia la Madre de Jesús suscita
en los cristianos, observa el Papa Juan Pablo II,
“la firme decisión de imitar sus virtudes”.
a) Las fiestas de la Vírgen
En primer lugar está
la participación interior
(con oración y consideraciones
personales) y la exterior
(con asistencia
a los actos de culto)
de las diversas fiestas
que, a lo largo del año, dedica
la Iglesia para honrar
a la Santísima Vírgen.
En ellas se le alaba por algún misterio de su vida:
Madre de Dios,
Inmaculada, la Asunción;
o por alguna actuación
en favor de los hombres:
como Reina, Mediadora,
como la Vírgen Dolorosa,
o Nuestra Señora del Rosario;
por su manifestación singular
en algún lugar donde se le venera:
en Fátima, en Lourdes, el Pilar,
Loreto, en la Villa de Guadalupe (México), etc.