​​​       SOS-SOPLO DE SANTIDAD






























Benito de Nursia, conocido como San Benito, nació en Nursia, cerca de

la ciudad italiana de Spoleto, 480 – Montecasino, 547.Fundó la orden  

de los benedictinos y es considerado patrón de Europa.

 Benito escribió una Regla para sus monjes que fue llamada "La Santa Regla"

y que ha sido inspiración para los reglamentos de muchas otras comunidades religiosas. 
Su hermana gemela, Escolástica, también alcanzó la santidad. Después de haber recibido
en Roma una adecuada formación, estudiando la retórica y la filosofía,

se retiró de la ciudad a Enfide, para dedicarse al estudio y practicar una vida

de rigurosa disciplina ascética.

 No satisfecho de esa relativa soledad, a los 20 años se fue al monte Subiaco

bajo la guía de un ermitaño y viviendo en una cueva. 
Su gran amor y su fuerza fueron la Santa Cruz con la que hizo muchos milagros.

 Fue un poderoso exorcista. Este don para someter a los espíritus malignos
 lo ejerció utilizando como sacramental la famosa Cruz de San Benito.

San Benito predijo el día de su propia muerte, que ocurrió el 21 de marzo

del 547, pocos días después de la muerte de su hermana, santa Escolástica.

Desde finales del siglo VIII muchos lugares comenzaron a celebrar su fiesta

el 11 de julio.














No cabe duda que la medalla de San Benito es una de las más apreciadas por los fieles.
 A ella se le atribuyen poder y remedio, ya sea contra ciertas enfermedades de hombre

y animales, ya contra los males que pueden afectar al espíritu, como las tentaciones

del poder del mal.

 Es frecuente también colocarla en los cimientos de nuevos edificios como garantía

de seguridad y bienestar de sus habitantes.

       El origen de esta medalla se fundamenta en una verdad y experiencia del todo espiritual
 que aparece en la vida de san Benito tal como nos la describe el papa san Gregorio

en el Libro II de los Diálogos.

 El Padre de los monjes usó con frecuencia del signo de la cruz como signo de salvación, 
de verdad, y purificación de los sentidos.
 San Benito quebró el vaso que contenía veneno con la sola señal de la cruz hecha sobre él. 
Cuando los monjes fueron perturbados por el maligno,
 el santo mandó que hicieran la señal de la cruz sobre sus corazones. 

Una cruz era la firma de los monjes en la carta de su profesión cuando no sabían escribir. 
Todo ello no hace más que invitar a sus discípulos a considerar la santa cruz como señal bienhechora que simboliza la pasión salvadora del Señor, por la que se venció el poder

del mal y de la muerte.

La medalla tal como hoy la conocemos, se puede remontar al siglo XII o XIV
 o quizá a una época anterior y tiene su historia. 
En el siglo XVII, en Nattenberg -Baviera-, en un proceso contra unas mujeres acusadas 
de brujería, ellas reconocieron que nunca habían podido influir malignamente contra

el monasterio benedictino de Metten porque estaba protegido por una cruz. 

Hechas, con curiosidad, investigaciones sobre esa cruz, se encontró que en las tapias

del monasterio se hallaban pintadas varias cruces con unas siglas misteriosas 
que no supieron descifrar. 
Continuando la investigación entre los códices de la antigua biblioteca del monasterio,

se encontró la clave de las misteriosas siglas en un libro miniado del siglo XIV. 

En efecto, entre las figuras aparecía una de san Benito alzando en su mano derecha

una cruz que contenía parte del texto que se encontraba sólo en sus letras iniciales

en las astas cruzadas de las cruces pintadas en las tapias del monasterio de Metten,

y en la izquierda portaba una banderola con la continuación del texto que completaba

 todas las siglas hasta aquel momento misteriosas.

Mucho más tarde, ya en el siglo XX, se encontró otro dibujo en un manuscrito

del monasterio de Wolfenbüttel representando a un monje que se defiende del mal,

simbolizado en una mujer con una copa llena de todas las seducciones del mundo.

 El monje levanta contra ella una cruz que contenía la parte final del texto consabido.
 Es posible que la existencia de tal creencia religiosa no sea fruto del siglo XIV

sino muy anterior.

Benedicto XIV, en marzo de 1742, aprobó el uso de la medalla que había sido tachada anteriormente,
por algunos, de superstición. Dom Gueranger, liturgista

y fundador de la Concregación Benedictina de Solesmes, comentó que el hecho

de aparecer la figura de san Benito con la santa Cruz, confirma la fuerza que

su signo obtuvo en sus manos. La devoción de los fieles y las muchas gracias 
obtenidas por ella es la mejor muestra de su auténtico valor cristiano.







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Explicación del anverso



En las antiguas medallas aparece, rodeando la figura del santo,

este texto latino en frase entera:
 Eius in óbitu nostro preséntia muniámur.
 "Que a la hora de nuestra muerte, nos proteja tu presencia".
 En las medallas actuales: 
Crux Sancti Patris Benedicti, 
o todavía, más simplemente,  la inscripción: 
Sanctus Benedictus.


















Explicación del reverso

En cada uno de los cuatro lados de la cruz: 
C. S. P. B. Crux Sancti Patris Benedicti.
 Cruz del Santo Padre Benito
En el palo vertical de la cruz: 
C. S. S. M. L. Crux Sácra Sit Mihi Lux.
 Que la Santa Cruz sea mi luz
En el palo horizontal de la cruz:
 N. D. S. M. D. Non Dráco Sit Mihi Dux. 
Que el demonio no sea mi jefe
Empezando por la parte superior, 
en el sentido del reloj: 
V. R. S. Vade Retro Satána.
 Aléjate Satanás 
 N. S. M. V. Non Suáde Mihi Vána. 
No me aconsejes cosas vanas
S. M. Q. L. Sunt Mála Quae Libas. 
Es malo lo que me ofreces 
 I. V. B. ípse Venéna Bíbas. 
Bebe tú mismo tu veneno
En la parte superior, encima de la cruz 
suele aparecer unas veces la palabra 
PAX
 y en las más antiguas 
IESUS





Autor:
Dr. Bienvenido Ant. Lantigua Santana
(Dr. Negro)



















Este Santo Rosario Misionero de liberación y sellamiento contra Satanás,

las fuerzas del mal y todos sus demonios es de gran ayuda e importancia

para combatir toda clase de oposición  maléfica y destructora  de la obra misionera 
que hemos de realizar para Gloria de Dios Padre, de su Hijo Jesucristo

y por gracia del Espíritu Santo.


Cuando salimos a misionar, a cumplir con el mandato del mismo Cristo

de llevar el anuncio de su Palabra, el mensaje de la salvación, todo el ejercito

del mal se lanza contra nosotros a fin de disminuir nuestras fuerzas,

nuestro convencimiento y decisión de comunicar esta Buena Noticia

que libera,  perdona, sana, convierte, redime y salva a nuestros hermanos

del pecado y de la desgracia.


Es por tal razón, que cuando partimos de misión, como buenos soldados

debemos de prepararnos para este combate, para librar con intensidad 

y oración la batalla de la fe, siendo el rezo de este Santo Rosario Misionero

 un arma y medio muy eficaz para lograr vencer toda clase de obstáculo 

y dificultades que tratará de trabarnos  el maligno opositor.


























 Cuando elevamos este Santo Rosario Misionero, pedimos la intercesión

gloriosa y poderosa de la Virgen María, la madre de Jesús, a quien Dios Padre

le concedió la autoridad de pisar  la cabeza de la serpiente; de igual manera

y magnitud podemos contar con la  intercesión divina de todos los Ángeles, guardianes de Dios, de manera muy particular de los Arcángeles  San Miguel,

San Rafael, San Gabriel y de todos los Santos y Santas, de manera muy especial San Benito Abad, Santa Catalina de Siena y San Francisco de Asis, mediadores

en este Santo Rosario.

 Al rezarlo con devoción y entrega se abren los cielos, toda la Corte Celestial

se pone al servicio de la obra de Dios y de nosotros para que podamos ser 
partícipes de la protección divina, estar bajo el Amparo del Altísimo

y con la fuerza de Dios santificar su poderoso Nombre.






















•Dios Padre todopoderoso nos ayuda a alcanzar más humildad y  Santidad.

•La  Preciosísima Sangre de Jesús el Cordero nos cubrirá, dándonos un sello especial
de liberación contra todo mal.

•Las Santísimas llagas de Jesucristo nuestro Redentor nos sanarán

de todo malestar, dolencia y enfermedad.

•El Espíritu Santo nos dará el conocimiento pleno de lo que Dios Padre

desea realizar en nosotros y en cada misión.

•Con la intercesión de los Arcángeles  San Miguel, San Gabriel y San Rafael;

 de los Santos y Santas de nuestra Madre Iglesia Católica, en especial 

de San Benito Abad,Santa Catalina de Siena y San Francisco de Asis,

queda atado todo principado del Mal y desatada toda atadura demoniaca

y ataques del maligno.


•El Manto Glorioso y amoroso de la Virgen María, nos dará la  protección

contra toda caída ,librándonos de las tentaciones y provocaciones del maligno. 

•De manera muy particular mediante el rezo fervoroso de este Santo

Rosario Misionero, se alcanzan indulgencias para las almas del purgatorio,

 se ganan méritos para la salvación de la nuestra y de todas aquellas

que encomendemos ante Dios.

•Al elevar  ante Dios este Santo Rosario Misionero se liberan las familias

y las casas oprimidas, se abren las puertas que el maligno ha cerrado,

 se rompe todo tipo de encadenamiento, de estancamiento, de oscuridad, 

 de mentiras, calumnias y difamaciones. 

•Se liberan los que están recibiendo grandes ataques del Diablo con toda clase

de bloqueo y se vencen las dificultades que se nos presenten en este mundo.
 
•Los que están pasando por grandes pruebasy tribulaciones, con el rezo diario

de este Santo Rosario Misionero  logran vencer a Satanás y sus demonios, alcanzando muchas gracias y grandes bendiciones.






LO QUE NOS PIDAS...HAREMOS

       A DONDE MANDES IREMOS . . .


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MINISTERIO CATÓLICO MISIONERO DE EVANGELIZACIÓN

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